MC142
Autor anónimo
Siglo XVI
Plata sobre dorado
El cáliz es el vaso consagrado más importante de la liturgia. Las primeras representaciones se pueden localizar en los mosaicos o sarcófagos paleocristianos. En origen, parece que podría tratarse de una tipología de recipiente de cristal, sin tallo y, posiblemente, con asas. Según la tradición, se atribuye su propiedad o uso a san Francisco de Borja: se dice que es el cáliz que utilizó en su primera misa. La pieza destaca por un pie lobulado con adornos platerescos, un tallo formado por una especie de ánfora con dos asas.